Uno de los nombres más importantes del arte contemporáneo de las últimas décadas del siglo XX es sin duda Basquiat: el niño genio de Brooklyn.
Siendo un ícono de los años 80s, las obras de Basquiat se convirtieron rápidamente en objetos de alto valor en el mercado del arte, incluso llegó a vender colecciones completas en menos de una tarde; algo muy poco habitual con los artistas vivos. Sin embargo, también ganó bastantes detractores entre los círculos más formales por considerarlo como “arte sobrevalorado, sin pies ni cabeza”.
Dejando de lado la subjetividad tan habitual en el mundillo de la crítica ¿Por qué rayos Basquiat era tan famoso? ¿Cuál fue su influencia en el mundo del arte? ¿En realidad era tan bueno (o malo) como muchos dicen?
En este post responderemos estas y más preguntas sobre Jean-Michel Basquiat.
El contexto cultural
Al hablar de Basquiat, nos estamos refiriendo a uno de los artistas negros más populares dentro del arte contemporáneo, para no decir que fue el primero que rompió la barrera entre la cultura afroamericana y el arte de las masas.
Durante la década de 1980, el graffiti y la cultura Hip Hop en general se fueron apoderando de las calles de la Gran Manzana, al punto que influenció a una nueva camada de artistas que impondría su estilo más allá de las calles. Entre ellos estaba el joven Jean-Michel Basquiat.
Aunque en un inicio Basquiat era un completo desconocido en el mundo del Street Art, tuvo la oportunidad de entrar en el reconocido distrito artístico de SoHo; lugar en el que se encontraban algunos de los artistas contemporáneos más importantes de la época.
Al tener un estilo fresco, poco convencional, lleno de crítica política y con grandes influencias afrocaribeñas, de un momento a otro el nombre de Basquiat se volvió bastante relevante en los circulo artísticos neoyorquino. Asimismo, su personalidad desenfadada le permitió ganarse el favor de personajes importantes de aquel entonces.
Al ganar tanta fama de forma casi espontánea, Basquiat se convirtió en un personaje de interés en los medios, incluso se hablaba tanto de él como de Michael Jackson en la televisión. Esta gran exposición mediática hizo que los museos y las colecciones públicas se pelearan para mostrar sus trabajos, lo que a la larga dio un efecto de “bola de nieve” a su fama.
Entendió de que iba el negocio
En un momento en que el arte se había convertido en un negocio multimillonario, el mercado se llenó de gran cantidad de obras que aportaban poco al medio, en especial aquellas relacionadas con el arte contemporáneo.
A diferencia de los cientos de artistas desconocidos que luchaban por ganarse su lugar dentro del lucrativo ambiente artístico, Basquiat supo muy bien como funcionaba el negocio desde el comienzo; y no es para menos ya que su padrino fue el mismísimo Andy Warhol: el genio del arte comercial.
En cuanto a lo artístico, las obras de Basquiat normalmente contaban con elementos comunes que le permitían agruparlos en forma de colecciones; algo fundamental para que los trabajos fueran vendibles. Asimismo, los colores y formas primitivas fueron un factor diferenciador que le dieron ese empuje extra para volverlo todavía más único.
Mientras tanto, de forma paralela supo conectar muy bien con gente reconocida de la industria. Esto le ayudó bastante a potencializar la distribución de sus trabajos y a llegar a lugares inimaginables.
Su trágico fin
A pesar de sus rápido éxito y fama, Basquiat tuvo una vida compleja y llena de altibajos. Además de ser conocido por sus pinturas, todo mundo lo relacionaba por su adicción a las drogas y problemas de comportamientos, esto debido en parte a su rápido ascenso y mal manejo de la fama.
A través de los años, pasó de ser el “niño brillante de Brooklyn” a convertirse en un “artista que se había estancado en el estilo”. Las duras críticas y la presión de generar más dinero y reconocimiento, hizo que cayera en las drogas y en un estado mental poco saludable. Estos problemas se agudizaron luego de la muerte de su amigo y mentor Andy Warhol, en 1987.
En 1988, luego de algunos meses alejado de los reflectores, Basquiat muere a causa de una sobredosis de heroína en su estudio. Irónicamente, por el simple hecho de morir a los 27 años (al igual que otros íconos como Janis Joplin y Hendrix) hizo que se mitificara todavía más su nombre.
Por cierto, en el año siguiente a su muerte, sus trabajos tuvieron una fuerte valorización en el mercado. Algunos de sus cuadros pasaron de valer unos cuantos miles de dólares a millones.
Entonces ¿era mal artista?
Si bien, una buena parte del reconocimiento de Basquiat se debe a factores no relacionados directamente con la calidad de sus obras, eso no significa que fuera mal artista.
Es innegable que supo llevar elementos propios del contexto de aquel entonces a la escena artística más formal. Los trazos simples, la crítica social, lo caótico y la ruptura a lo tradicional, eran elementos muy propios de los años 80s, por lo tanto, sus cuadros se volvieron una especie de instantánea del mundo y de como se veía al arte.
En cuanto a calidad, sus últimas obras fueron sin lugar a dudas los mejores en relación a la técnica y composición. A diferencia de sus trabajos anteriores, en estos ya se notaba un trabajo técnico importante y bien desarrollado, sin embargo, al morir tan joven tal vez se quedó en una etapa todavía inicial de su verdadero petencial.