El océano, un tema recurrente en las pinturas del siglo XVIII y XIX. Fue tanto el asombro y popularidad del mar para el arte en aquellos años que incluso tuvo un género propio denominado como marina (o también conocido como pintura de marinas).
Uno de los representantes más importantes de este estilo pictórico fue Ivan Konstantinovich Aivazovsky, un afamado pintor ruso de origen armenio que vivió en el siglo XIX.
Ivan Aivazovski desde joven mostró un especial interés por el arte. Entró a la reconocida Academia Imperial de las Artes de San Petersburgo y fue en esos años de descubrió la belleza de las pinturas marinas.
Por lo mismo de que era originario de la zona de Crimea (uno de los puertos del Imperio Ruso más importantes), cada vez que hacía un cuadro con el tema del mar lo transportaba a su infancia. Esa obsesión por plasmar lo más realista posible lo que veía, lo hizo perfeccionar la técnica de refracción y descomposición de la luz en contacto con el agua, técnicas que hasta ese momento no eran tan usadas.
A lo largo de su carrera, Ivan pintó más de 6,000 cuadros de los cuales la mitad son de embarcaciones militares y mares ajetreados, incluso llegó a estar en batallas reales para capturar escenas épicas como fue el caso de la batalla de Sebastopol en 1842.
Gracias al realismo y la belleza de su trabajo, su nombre se hizo conocido fuera de las fronteras rusas, incluso en territorios enemigos como el caso de Francia y Gran Betaña.
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